2 cosas que me han dado que pensar

El otro día me llegó el email de javi Santana, con su post «Recortes 2025«.

De ahi hubo varias cosas que me hicieron reflexionar.

Saber parar en el momento adecuado

Por un lado la eutanasia de Daniel Kahneman (si, supongo que fue muy sonada pero yo no me enteré). Siendo partidaria como soy de esta medida y de que debería ser un derecho de todo ser humano como decidir morir, me ha dado que pensar (no se si porque por casualidad escribí sobre él hace nada)

Supongo que es fácil de ver esta decisión cuando se está en medio de una enfermedad, y más sin hay dolor, pero estando bien como se supone que estaba a sus 90, escribiendo aun en varias investigaciones, parece más rara.

Siendo además una de las personas que más ha estudiado como los humanos tomamos las decisiones, da que pensar como tomo esta.

En este artículo, Philip Tetlock, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, comenta “Hasta el final, era mucho más inteligente que la mayoría de nosotros”. “Pero no leo la mente. Mi mejor suposición es que sentía que se estaba descomponiendo, cognitiva y físicamente. Y realmente quería disfrutar de la vida, pero esperaba que esta fuera cada vez menos disfrutable. Sospecho que elaboró un cálculo hedónico sobre el momento en que las cargas de la vida empezarían a superar los beneficios —y probablemente previó un declive muy pronunciado a principios de sus 90 años.”

Para mi la clave está en otra frase del artículo, dicha en este caso por Annie Duke, teórica de la toma de decisiones y exjugadora profesional de póker, quien en 2022 publicó un libro titulado “Quit: The Power of Knowing When to Walk Away” donde escribió:

“Renunciar a tiempo siempre se sentirá como renunciar demasiado pronto”.

Y ese momento es el difícil de calcular, hablemos de póker, relaciones, inversiones o la vida.

Crear la emergencia

El otro tema que me hizo pensar fue lo que dijo Frank Slootman, CEO de Snowflake sobre tener que empujar al equipo continuamente, y de que como seres humanos «nos aposentamos». En concreto, lo que dice: “Es innato. Reducimos el ritmo hasta un paso glacial a menos que haya personas que impulsen el ritmo, la intensidad y la urgencia.«



Salvando con mucho muuuucho las distancias, ya que nunca he sido CEO de nada, y no he vivido ni de lejos algo similar, si que he estado coordinando equipos en varias empresas. Y lo que creo que marca la diferencia entre unas personas y otras, es esto que también comenta Santana en su post:

YOU CANNOT COMPETE WITH SOMEONE WHO IS HAVING FUN

Deje un trabajo estable y mejor remunerado porque, aunque me encantaba mi equipo, no me convencían ciertos temas (en algunos como la relación con los clientes, el tiempo me dio rápido la razón ya que se montaron su propia compañía «tech»).

Volví a la empresa en la que estoy, porque echaba de menos la forma de trabajar que teníamos y el producto que construíamos juntos.

Me lo pasaba bien.

Claro que hay días peores y días mejores, decisiones que te llegan desde arriba que no te gustan y no compartes, pero aun así si crees en la misión de lo que estás haciendo, te gusta, y el equipo está en la misma onda, la energía está ahí.

Porque esa es otra cosa clave, que se menciona en Netflix en «Aquí no hay reglas, Netflix y la cultura de la reinvención» de Reed Hastings y Erin Meyer (de ésta última, recomienda100% este otro libro suyo «The Culture Map»).

No basta con que un empleado esté motivado todos los días. El nivel de implicación debe ser igual en el equipo.

Sino esa persona se va acabar quemando o yéndose (pero claro el CEO no puede hacerlo je je!).

Me encanta que casi, diría el 80-90% de las personas con las que trabajo sean iguales, que cada día den lo mejor de sí. El 10-20% ya se lo que haría con ellas (y mi jefe también conoce mi opinión je je!) pero bueno, no puede ser todo perfecto.

Supongo que aunque en Netflix parezca que han encontrado la fórmula perfecta: contratar y (sólo) mantener a los mejores (1), no debe ser tan fácil.

A lo mejor el comentario de Slootman. No es fácil encontrar gente así. Gente que no reduzca el ritmo.

Otro factor que creo que es relevante en el asunto, y que creo que fallan algunos CEOs es en indicar bien hacia donde quieren enfocar esa intensidad y urgencia. Porque por mucho que tengas al mejor equipo si están remando en la dirección equivocada, pues…

Y otro punto es, que lógicamente todos tenemos que comer, osea que si puedes hacer lo que te gusta y te sientes bien recompensado creo que eres muy afortunad@. Si, en este último punto lamentablemente también se falla mucho en las empresas.

Pero bueno, si que comparto que como CEO se debe impulsar constantemente sin descanso y, que “es realmente difícil tener la energía mental para aportar eso a cada instante del día de hoy”.

Nota 1: me refiero a los mejores para el equipo, no a los que son unos cracs pero vuelan solos.

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