Seguimos con las consultorías a startup, en este caso el modelo de negocio se basa en un market place de venta de un producto técnico de segunda mano.
El proceso de venta es así:
- El vendedor sube el producto indicando sus características, fotos y estado técnico de cada pieza, definiendo el precio que cree que es adecuado para su producto.
- Una vez que un comprador decide que quiere un producto, la empresa se encarga de ir a buscarlo gratuitamente a donde lo tienen el vendedor y llevarselo a un técnico de confianza para que lo revise. Aquí pueden darse 2 casos:
- Si el estado del produto es correcto, se le manda al comprador, que ingresa el dinero y el vendedor recibe su parte.
- Si el técnico ve fallos no descritos o más graves de los comentados por el vendedor, se cambia la pieza, bajando el precio definido por el vendedor para pagar ese gasto. En el caso de que el vendedor no lo acepte debe pagar para que le devuelvan el producto.
El punto crítico era el formulario de subida de un producto a la venta.
Es un proceso complejo, ya que hay que subir fotos, conocer cierta información técnica y definir muy claramente el estado técnico de ciertas piezas, siendo muy importante que el vendedor sea sincero en este punto, ya que un técnico va a evaluar después si es verdad esa información.
Además aunque la persona quiera ser sincera, es complejo determinar a veces el estado de una pieza, ya que lo que para una persona es aceptable para otra no lo es.
Además hay que informar al usuario claramente en el proceso de lo que puede ocurrir si el técnico decide que hay que cambiar alguna pieza:
- que el precio definido por el vendedor se va a ver reducido por ese gasto o,
- que sino acepta el cambio o el producto no tiene arreglo debe pagar para que le devuelvan su producto (ya que el coste de transporte de la devolución no está incluído).
El miedo que tenían era si el usuario leía esto antes de iniciar el proceso, a lo mejor ya no subía el producto. Pero después de comprobar con varios casos reales, que la experiencia que generaba al vendedor ese desconocimiento era mucho peor, querían probar a comunicarlo de forma más directa.
Después de escuchar y comentar varios puntos del problema con ellos en una sesión de unos 45 minutos, pasé a proponerles varias cosas.
La solución que se propuso iba por dos caminos:
- Informar que existía una revisión del producto (en la landing y en el proceso).
- Informar de las posibilidades que existen en el caso de que las características del producto no cumpliera con lo afirmado por el vendedor.
Revisión del producto como estándar de calidad
En el diseño actual en la landing dirigida al vendedor ya se comentaba que en un momento dado un técnico iba a revisar el producto, pero estaba en la parte inferior de la página (haciendo bastate scroll) y entre otra información que reducía la importancia visual de esa información.
Por ello se recomendó que en el nuevo diseño estuviera resaltada en la parte superior, junto con las otras ventajas que existen de usar este marketplace.
Esta revisión por parte de una persona imparcial permite asegurar un producto de calidad, y debe ser entendida y trasmitida bajo ese concepto.
Es asi mismo muy importante trasmitir el concepto de que la revisión va a ser justa para ambas partes, y no es una manera de sacar más beneficio por parte de la empresa.
Tambien a lo largo del nuevo proceso de subida (que estaba mejorado para que la definición del estado de las piezas fuera más sencilla y acertada) se aconsejaron una serie de cambios para que el mensaje apareciera de forma amigable y no amenazante (otro de los miedos que tenía la empresa).
Psicológicamente está comprobado que tenemos más tendencia a comportarnos de forma correcta si nos sentimos observados.
El conocimiento a lo largo de diferentes puntos de que un técnico va a revisar el producto para asegurar la calidad, implicará que el vendedor sea más consciente de la información que sube e intente que sea lo más verídica posible.
Seguir leyendo «Consultoría UX para simplificar un proceso complejo para el usuario»